sábado, 13 de mayo de 2017

Querida Ijeawele, cómo educar en el feminismo (2017) | Chimamanda Ngozi Adichie


Presentación

"Dile a Chizalum que las mujeres no necesitan que las reverencien ni las defiendan; solo necesitan que las traten como a seres humanos iguales. En la idea de que las mujeres necesitan ser “reverenciadas” y “defendidas” por el hecho de ser mujeres subyace una actitud de superioridad. Consigue que los hombres piensen en caballerosidad, y la premisa de la caballerosidad es la debilidad femenina."

En una visita relámpago a Madrid, visito el museo de Etnología y topo con la exposición “Mujeres del Congo” con fotografías de Isabel Muñoz y Casajús. Termino completamente superada por los contenidos (muy fuertes) y una sensación de vacío inmenso se me queda en el cuerpo. Me lleva bastante tiempo digerir lo que acabo de ver. La violencia, la crueldad. La agresión sistemática.

Al día siguiente voy a la Caixa Forum y en la librería topo con "Querida Ijeawele", este librillo de Chimamanda que tal vez sea casualidad que encuentre ahora. Tal vez no. Mientras que a algunos el nombre de esta nigeriana les dice mucho, a otros no les suena e incluso ver palabras como “feminismo” en un libro les da urticaria –algunas mujeres incluídas.


Chimamanda Ngozi Adichie (Enugu-Nigeria, 1977)
"Enséñale a rechazar la obligación de gustar. […] Enseñamos a las niñas a gustar, a ser buenas, a ser falsas. […] Tenemos un mundo lleno de mujeres que son incapaces de respirar tranquilamente porque durante demasiado tiempo las han condicionado para que se plieguen a unas formas que las harán deseables. […] en lugar de enseñar a Chizalum a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. Y luego alábala cuando lo haga."

Esta novelista y dramaturga no necesita mayor presentación que la ponencia TED con la que se catapultó en las redes y en la cual se aprecia muy bien el tono irónico o crítico de su discurso. Estudió en Nigeria y los Estados Unidos. En 2003 publicó su primera novela (“Purple Hibiscus”) que en español se encuentra bajo el título de “La flor púrpura” y fue acreedora dos años después al Commonwealth Writer's Prize for Best First Book. En 2006 publicó su segunda novela, “Half of a yellow sun” que nuevamente es muy bien recibida por la crítica y por ella recibe el Orange Prize for fiction en 2007. Aquí dejo el vídeo de esta feminista africana feliz  (ver el vídeo para entender por qué se autodenomina feminista feliz) que si bien es largo, se disfruta mucho. (Y hace completamente irrelevante mi reseña.)

(Con subtítulos en castellano)


Querida Ijeawele

“´Porque eres una niña´” nunca es una razón para nada. Nunca."
"Querida Ijeawele" es el resultado de una pregunta a la autora. Una amiga suya le pide consejos para educar de manera feminista a su hija y Adichie enlista quince consejos. El texto publicado por Random House es una versión ampliada de un post en facebook de Adichie en 2016. En un resumen algo injusto y descontextualizado estos serían los consejos:

(1) Sé una persona plena.
(2) Educa equitativamente a los hijos.
(3) No te escudes en los roles de género.
(4) No tiendas al Feminismo Light.
(5) Enséñale a leer.
(6) Enséñale a cuestionar el lenguaje.
(7) Jamás veas al matrimonio como un logro.
(8) Enséñale a rechazar la obligación de gustar.
(9) Dale a tu hijo un sentido de identidad.
(10) Fíjate cómo tratas el tema de su apariencia.
(11) Enséñale a cuestionar el uso de términos biológicos como razón para las normas sociales.
(12) Háblale de sexo.
(13) Enséñale que el amor no es sólo dar, sino también recibir.
(14) Enséñale a no convertir a los oprimidos en santos. 
(15) Háblale de las diferencias y convierte el tema en algo habitual.

Lo primero que salta a la vista es la ligereza del texto y el tono que carece de excesos, no hay idea que no se argumente o explore de una manera que pueda seguir el lector. No hay adoctrinamiento ni una pasión ciega por defender las ideas propias. Encontramos a una autora exponiendo su punto de vista en un tema que le importa sobremanera. Por supuesto también hay que recordar que estamos ante una escritora que sabe cuándo sacudirnos como lectores para retomar en serio su discurso con frases como la siguiente:

“Saber cocinar no es un conocimiento preinstalado en la vagina.”
También estamos frente a una obra universal que no atañe a las mujeres africanas, sino que incluye muchas culturas, naciones o religiones. Es un libro que seguramente en algunos fragmentos vamos a sentir un poco demasiado, pero hay que leerlo con la mente abierta; sobre todo los consejos 6, 8, 13 y 15 que menciona me parecen los más destacables de la obra porque no se circunscriben a un ámbito de género sino que se pueden aplicar perfectamente a otras situaciones de desigualdad y en resumen abogan por tolerancia e igualdad entre la humanidad: ser conscientes de que podemos discriminar con el lenguaje, revisar las convenciones socioculturales que nos hacen infelices, no ponernos del lado de alguien en un conflicto sino tratar ambas partes por igual y aceptar que en un mundo tan complejo como el nuestro lo más sensato hoy en día es abrir los ojos y aceptar que todos somos diferentes y está bien así. 

                Aquellos que venimos de países o regiones donde hay un ambiente hostil con las mujeres no tardaremos identificarnos con personas o situaciones. Y durante la lectura asentiremos (por desgracia) en muchas de las frases y reclamos que cuenta Adichie. Para aquellos padres que están ahora educando a sus nenas y (tengo aquí explícitamente que escribir también: ) nenes, no se me ocurre mejor regalo que este libro; porque en esto, sí estoy en contra de la recomendación de la autora, no es un libro para padres con hijas, es un libro para todos. No en vano un texto anterior de la autora, “Todos deberíamos ser feministas”, es lectura obligatoria en Suecia.
“De una mujer poderosa nos preguntamos: ¿Es humilde? ¿Sonríe? ¿Es lo bastante agradecida? ¿Tiene también su lado doméstico? Preguntas que no nos planteamos de hombres poderosos, lo cual prueba que no nos incomoda el poder en sí, sino las mujeres. Juzgamos más duramente a las mujeres poderosas que a los hombres poderosos. Y el Feminismo Light lo hace posible.”
Una lectura breve extremadamente recomendable de una obra que se puede leer varias veces hasta que se comprendan estas quince propuestas de la autora.