miércoles, 27 de diciembre de 2017

Kentucky Club (2014): Parte II


Benjamin Alire Sáenz
(c) 2016 Larry D. Moore. (wikimedia)



Kentucky Club (Segunda parte)

En esta segunda parte cuento de qué van los cuentos. Así que si no quieren spoilers, mejor sólo leer la primera parte. Y solo leer las citas de esta segunda parte.

Para los perezosos resumo la primera parte: Siete cuentos de un autor estadounidense que es poeta, novelista, autor infantil, cuentista, pintor.

Así que empecemos. Escribo el título de cada cuento. Luego una cita y cuento la trama. Ya avisé.




Él se fue a estar con las mujeres
"Empecé a entender lo que se siente ser invisible."
Relata la historia de amor entre Javier y Carlos. El primero es un joven que coincide en la misma cafetería que Carlos, un escritor. En algún momento hacen contacto ambos y se enamoran. Javier no quiere perder su nexo con Ciudad Juárez a pesar de que Carlos tiene miedo de que un día pase algo malo. Las primeras tres partes del cuento son una descripción de la relación entre ambos: una perfección insuperable. Luego, viene la desaparición de Javier en Ciudad Juárez. Se lo han llevado los soldados. Carlos pierde la cabeza y lo busca e intenta que las autoridades también hagan su trabajo, sin éxito. Las vecinas de Javier lo llaman un día y le entregan el reloj que éste siempre llevaban, como prueba de que el chico efectivamente está muerto en la zona donde también esconden cadáveres de mujeres asesinadas. Como se ve por la rudeza del cuento, que las primeras tres partes sean de un rosa tan rosa es necesario para alivianar el final pero no dejarlo caer. Gracias a que conseguimos encariñarnos con ambos, nos preguntamos ¿y hasta cuándo?

El arte de la traducción
“Decidí que podía acostumbrarme a odiar; incluso podía llegar a amar de la misma manera que había aprendido a amar el desierto.”
Pudo desde mi punto de vista haber sido uno de los más logrados cuentos de la colección en cuanto a contenido pero falta como un golpe final en la historia. Narra la historia de Nick, un chico que es golpeado en la calle por cuestiones raciales. A partir de ese momento, Nick reflexiona sobre el lenguaje, en dónde se siente cómodo y por qué en alguna lengua puede decir mejor una cosa que en la otra. Después de su accidente, su identidad se pierde, él no tiene deseos de nada; se las arregla con trabajos secundarios. En algún momento una chica mayor lo lleva a la cama. Nick no se deja ver la espalda llena de cicatrices por la mujer. En un segundo encuentro, ella vuelve a intentar ver la espalda, Nick se enfada. A partir de ahí le queda claro que hay cosas que tiene que empezar a saber traducir, por ejemplo, en lo que se convirtió, en el odio que tiene por los chicos que le marcaron la espalda, y en el mensaje mismo que le grabaron en su espalda.

El que pone las reglas
“Tienen a mi padre con un respirador artificial. Tuvo una sobredosis. Heroína, cristal, no lo sé. Todo parece tan predecible, tan inevitable. [...] Le voy a retirar el respirador. Sé que es lo que él hubiera querido. Al fin puedo darle algo. Algo que importa.”
Trata sobre Maximiliano. Un chico que vive primeramente con la madre, luego como la madre no consigue sacar a flote a los dos, lo lleva con el padre, quien es estadounidense. Maximiliano llega teniendo 10 años con él y se tiene que acostumbrar a su nueva vida. Todo lo que le dice el padre se vuelve una regla para él: si el padre le dice saca solo buenas notas, el niño estudia y hace lo posible para que sea de esta manera. Maximiliano se va dando cuenta con los años de que el padre es traficante de drogas y de que va cayendo en el uso de los estupefacientes que vende. Pasan los años, es hora de ir a la universidad, el chico puede escoger a qué universidad ir, como conoce tan bien a su padre, apunta la Universidad de Harvard en la lista, a pesar de que él no tiene interés alguno. El chico termina por estudiar en Georgetown. Un día, lo llaman porque el padre se excedió en el consumo de drogas y él tiene que ir a desconectarlo del respirador. Él va y reflexiona sobre ese tipo de relación tan extraña que tuvo con su padre. Es ahí donde se da cuenta que por fin consigue tener afecto por él. Una historia interesantísima de leer porque las escenas que se plantean entre padre e hijo, los valores que tiene el padre, lo que está viendo el chico con diez años son brutales. Una joya de cuento.
Hermano en otro idioma
“-Odiar a tu padre es mucho trabajo.
-En realidad no. Me la pone fácil.
-¿Hay alguna parte de ti que lo quiera?
-No.”
Este cuento me recordó algunas películas donde el hermano mayor desaparece de la familia (ya sea que se va o bien que se muere), y el hueco que deja esta ausencia en la familia así como la expectativa que le queda al siguiente hijo de ser todo lo que los padres quieren. Y más o menos el cuento va sobre esto, pero no tan así. Aquí desaparece el hijo mayor, muy poco tiempo después nos damos cuenta de que los padres tienen mucho que ver en eso, son personajes incapaces de sentir amor por nadie. El padre solo trabaja y hace dinero. Así que al hijo menor únicamente le queda ser rebelde. Y aquí es donde empieza la historia, los padres lo mandan al psicólogo después de un intento de suicidio. El chico empieza a interesarse por su psicólogo, se va de casa. En algún momento el padre muere en un accidente, le deja dinero; la madre ni lo busca. El chico localiza al abogado del padre quien –y aquí viene una explicación muy barata por parte del escritor (nótese que no me gustó el cuento por su artificiosidad)– le explica que el hermano desaparecido era gay, se fue a Buenos Aires y falleció en Argentina. Al protagonista tanta información lo bombardea, lo cual es evidente. Es una sacudida que el hermano mayor también esté muerto. Tener una pérdida más lo deja a él en la orfandad completa con lo cual se pone a beber, atraviesa la frontera, regresa, sigue bebiendo y termina detenido. Al despertar tiene sangre en el cuerpo y sospecha que ha hecho algo terrible. En algún momento piensa que debería llamar al abogado de su padre pero luego se da cuenta de que no tiene para qué salir y se queda. Para aquellos que se pregunten: ¿y el título? Bueno, el hermano murió en un país de habla española y por eso, es un hermano en otra lengua.

A veces la lluvia 
“No había ninguna razón en el mundo para que yo llegara a saber nada de Brian Stillman. Excepto que pasó algo. Supongo que eso resume lo que es vivir. Siempre pasa algo.”
En este cuento creo que es donde más queda el narrador que usa Alire: Ernesto, un joven que está describiendo el mundo donde se desenvuelve y cómo le cuesta ser parte de él. En este caso se trata de un chico de clóset que es un outsider. El chico tiene capacidades para el estudio y el deporte; sin embargo en una familia disfuncional él no tiene forma de ser apoyado. Su padre no lo baja de perdedor, su madre ni se ocupa de él. Se hace lo que el padre diga y se cumplen las reglas del padre, que son prácticamente: mientras no estorbes, todo bien. Ernesto entra en contacto con un chico del colegio, Brian Stillman, el cual lo ha acosado escolarmente simplemente por ser de origen mexicano. Ernesto le dice que no siente ningún tipo de rencor. En una fiesta al aire libre, Ernesto descubre que Brian está saliendo con un chico mexicano. Con el tiempo, Ernesto se va dando cuenta de que piensa en Brian. Hasta que en una ocasión lo encuentra tirado y golpeado en la calle. El padre de Brian le ha dado una paliza al hijo. Ernesto lo hospeda unos días en casa para que pueda sanar y decidir qué hacer. Brian no piensa regresar a casa, así que Ernesto lo ayuda a huir y le da todos sus ahorros.
Pasa el tiempo, Ernesto se entera de que Brian se alistó en el ejército y le confiesa su amor en una carta (a esto me refiero con: ¿estoy leyendo a Corín Tellado gay?). Ernesto muy emocionado espera reencontrarlo pero (... bien novela mexicana) sucede que Brian muere en combate. Ernesto tiene un tipo de duelo que acaba con la lluvia, aquello que lo unía con Brian en un tipo de final agridulce pero no pesimista.

Persiguiendo al dragón 
“Algunas noches despierto en la oscuridad y sé que la estuve soñando. La veo sentada en el piso, su cara iluminada por la luz de la lámpara del cuarto. Parece un ángel. Veo que me pasa la jeringa. Veo que la tomo. La oigo murmurarme al oído. Conrad, muérete conmigo."
Va sobre dos hermanos que prácticamente heredan el sino de los padres: él es guapo y tiene compulsión por el sexo. Ella es como la madre, también depresiva y termina en las drogas. La madre se suicidó luego de una depresión, el padre terminó en la cárcel por matar a golpes a alguien y fue muerto de igual manera. Los hermanos crecen y van heredando esas características de los padres, así como esa necesidad de que el otro esté allí. Ella se va sumiendo cada vez más en las drogas. Él cada vez más abandonado al sexo.
El hermano puede salir de todo eso, puede cambiarse de ciudad y reiniciar sin que tenga de cerca las ataduras familiares. Pero decide quedarse por la hermana y dejarla libre, aunque sabe que es probable que la hermana no consiga superar a sus demonios (que aquí vienen a ser los dragones).
Este es un cuento sumamente recomendable porque deja apreciar bastante bien los apegos y el tejido familiar disfuncional: ese amor que frena, que impide ser.
Al final, la chica ha tomado la decisión de suicidarse y llama al hermano. Él tiene que tomar su propia decisión. Y se decide por vivir. Esa decisión la va a tener que arrastrar para siempre.

El juego del dolor
“Aullar bien puede salvar a los perros, pero para la gente llorar no sirve de nada. Yo dejé de llorar hace mucho tiempo.”
La colección termina con un cuento que en tensión y trama pareciera flojo y donde nos acercamos peligrosamente a la literatura rosa con personajes gay. Un cuento que no convencería nada si estuviera al principio, presentando el libro. Aquí, como cierre, se nos recuerda que la literatura es para creerla, para permitirle hacer cosas que no pueden ocurrir en la realidad, no al menos bajo la misma vida. En este cuento dos hombres adultos se enamoran pero se han conocido cuando aún no estaban dispuestos a unirse en una relación tradicional. Uno es un abogado que se metió en negocios sucios y fingió su muerte, incluso el amado lo cree muerto. El otro es un prefecto que ayuda a jóvenes a encontrar su camino. Y todo sería dolor si no fuera porque los muertos resucitan y avisan que han fingido su muerte.
Para terminar solo quiero recomendar el libro y ya. Punto.

martes, 26 de diciembre de 2017

Benjamin Alire Sáenz (Parte I) | Kentucky Club (2014)

Kentucky Club (2014) | Benjamin Alire Sáenz
"Vivía en la frontera. Y en la frontera puedes enamorarte de la tragedia sin ser trágico"
Comienzo a sospechar que los mejores libros de este año fueron los que me llegaron por recomendación. En este caso termino en las manos con un libro de cuentos de Benjamin Alire Sáenz (Nuevo México, 1954). Y comienzo también a creer que los mejores cuentos son aquellos sin grandes tramas pero insertados en grandes temas.
Este caso no es la excepción. Estamos ante una colección de cuentos muy amena difícil de encasillar en alguna etiqueta literaria. No se trata de literatura fronteriza, ni literatura gay, ni literatura rosa, ni de literatura de denuncia y sin embargo, de todas ellas tiene un poco. Para mí ha sido posiblemente uno de los dos mejores libros de este año. El otro sería de Tobias Wolff (Cazadores en la nieve -ya habrá tiempo para reseñarlo también).

Digresión: 18 de diciembre

No porque el libro tenga que ver en su totalidad con la migración. Pero el tema está ahí. El pasado 18 de diciembre fue el día del migrante. Por terceras fuentes me llegó un afiche con datos sobre los movimientos migratorios actuales. Y yo con gran tristeza lo miro, porque veo que en esa gran diáspora hay millones de mexicanos.
Y eso no va a cambiar ni ahora, ni en diez años. Primero porque en México a los políticos la población les interesa un pepino (y no es algo que solo piense yo, ya Sara Sefchovic en Atrévete ha argumentado muy bien por qué también lo cree). Segundo porque gran parte de lo que debería estar moviendo el gobierno, lo están moviendo los migrantes allá: enviándolo como remesa. Y tantas son las ganancias que el asunto está así en México: más dejan los migrantes que el petróleo, la industria o el turismo. Estamos hablando de un país que cualquier inversor entendería como cornucopia.

Recuerdo mi visita a El Paso. Mi primer choque tex-mex. Recuerdo los atardeceres que se extendían ad infinitum en un desierto que no conseguía detenerlos. Recuerdo la oscuridad de sus noches. La ciudad llena de letreros bilingües y las personas saltando de una lengua a la otra. Así sería México, pensé. Si nos pusiéramos los pilas: semáforos que se respetan, orden, trabajo. Claro, también dureza. Pero en una estancia tan breve no da para conocer de cerca esa otra cara, sólo da para conocerla de oídas. En algún momento fuimos a Juárez mi expareja y yo. Recuerdo que tomé fotografías a diestra y siniestra hasta que sentí caras hartas, molestas. Después sentí miedo. En ningún momento me sentí cómoda, al menos no acompañada por una mujer caucásica que en cualquier parte de Juárez está fuera de lugar.
El mejor momento de la visita a Juárez fue cuando reingresé a los Estados Unidos. Fue la primera vez que vi la frontera México – Estados Unidos. Antes todo se resumía a lecturas.
Y si en las lecturas esa cultura fronteriza me pareció compleja, en la realidad me lo pareció mucho más.

Benjamín Alire Sáenz (Nuevo México, 1954)
"-Tú no estás triste. Sólo estás herido.
-Todos estamos heridos."
Su vida deja traslucir bastante bien su escritura. Escritor (cuentista, novelista, poeta), pintor y activista estadounidense. Estudió Filosofía y Letras en 1977. En Bélgica estudió Teología (1977 a 1981). Y ejerció como sacerdote en El Paso, Texas.
En 1985, con 31 años, regresó a estudiar Creación Literaria en la Universidad de Texas. Realizó estudios de doctorado en Iowa. Cambió a la universidad de Stanford, donde terminó su poemario, Calendar of Dust, con el cual se hizo acreedor al premio American Book Award en 1992. Posteriormente se mudó a la Universidad de Texas en El Paso para impartir clases en el programa de Creación Literaria MFA bilingüe.


Pinturas: Alire Sáenz Foto:Rubén Varona, Blog: La Mandrágora
Kentucky Club (Antología de cuentos)
"Fui a los periódicos.
Hablé con los abogados.
Hablé con activistas de derechos humanos.
Hablé con mi congresista.
En realidad nadie quería hablar conmigo. Empecé a entender lo que se siente ser invisible".
Debo de confesar que me cuesta bastante encontrar un orden en la reseña por mi necesidad de decir varias cosas al mismo tiempo. Así que comienzo por generalidades, y luego ya voy echándole a perder la lectura a todos contándoles de qué van los cuentos en la segunda parte.
En esta antología de siete cuentos largos uno se encuentra ciertos hilos conductores independientemente de la caracterización de los protagonistas (casi a todos o les gusta la pintura, o dibujan ellos mismos) y de la elección del narrador (en todos se usa un narrador personaje que no conoce todos los detalles de la historia). En todos hay ya sea de manera secundaria o bien como tema del cuento la homosexualidad. Si bien, no desde una perspectiva pesimista, sino más bien, como una posibilidad entre tantas. El siguiente tema sería el amor: el amor pasional, platónico, fraternal. Pero también el amor familiar y el peso que éste tiene en familias cuyo tradicionalismo puede verse más como un pesar que como un sentimiento. El tercer tema que es común a todas las historias es la frontera: la frontera entendida como aquello que nos separa de los otros: ya puede ser la frontera entre El Paso y Ciudad Juárez, o puede ser entre el yo y el otro.

Pareciera que son muchos temas pero justamente esto es lo que hace al libro entrañable. No se topa aquí uno con un puñado de cuentos panfletistas en pro de la tolerancia racial, o la diversidad sexual. Son los personajes los que nos recuerdan que sí, que eso existe y que no se trata de números o cifras. Sí, la violencia existe también y no se trata de notas alarmistas. Alire Sáenz consigue que empaticemos tanto con sus personajes que cuando son despojados de un objeto o persona preciado –y posiblemente lo único que tenían o les interesaba tener– sufrimos con ellos por muy evidente que sea la narración de los hechos.

Sí, tiene frases y párrafos enteros donde uno duda un poco y piensa que está leyendo una novela rosa, pero luego viene el desencanto y la estocada final. ¿Qué más le sobra al libro? Quizás esa necesidad de querer poner a sus personajes importantes en el Kentucky Bar. En este sentido, la frontera es mucho más significante que el bar.

Un último dato: el título original es Everything Begins and Ends at the Kentucky Bar que fue casi traducido sin cambios al alemán Alles beginnt und endet im Kentucky Club pero el editor del castellano creo que leyó los cuentos y por eso reacomodó el título a algo más cercano a las historias.

Atención, en la segunda parte de la reseña hago el resumen de los cuentos, con lo cual, aquel que no quiera spoiler, siéntase libre de dejar aquí la lectura. Si se precisa una buena reseña al respecto, puedo remitir a esta: El club de los corazones rotos

"Me encontré sentado en la barra del Kentucky Club.
Pedí un trago, y luego otro... y luego otro. [...]
No sé cuánto tiempo me quedé sentado en el bar, bebiendo, tratando de no pensar. Tratando de no odiar. Tratando de no sentir nada."
 
Interior Kentucky Club

lunes, 18 de diciembre de 2017

El último encuentro (1942) | Sándor Márai



El último encuentro (1942) | Sándor Márai


“¿Qué hago con la verdad escueta?, ¿con los secretos de un cuerpo que ya no existe? ¿Qué significa la fidelidad, qué esperamos de la persona a quien amamos? ... Cuando exigimos a alguien fidelidad, ¿es acaso nuestro propósito que la otra persona sea feliz?”

Hay libros que llegan para volverse tu libro favorito, hay otros que llegan para que aprendas a ser mejor lector. Hay otros que llegan a destiempo y lo mejor que se puede hacer es cerrarlos para darles otra oportunidad cuando te digan algo. Y hay unos últimos que llegan para ser espejos tuyos. Y me ha tocado esta vez uno de esos que terminan por revisar si las cicatrices propias cerraron bien o no.
Habiendo dicho esto hago una evaluación (relativamente) objetiva de la novela: La trama es clara, el estilo seguro pero este no es un libro recomendable para primeros lectores ya que puede resultar soso, lento, predecible. Es decir, este es un libro para el lector que guste de imágenes y de ver cómo el ambiente acompaña la historia, la psique y el ánimo de los personajes. No hay secretos que develar, no hay gran giro en las últimas páginas. Simplemente es una novela que cuenta con detalle cuán dolorosa puede ser la traición. Escribo esto para no entretener a aquellos que buscan la historia económica, con tensión y secreto al final. Para aquellos otros, empecemos.

Sándor Marai (1900-1989)

“Nunca se me ocurrió pensar que quien se propone contárselo todo al otro, a lo mejor habla con sinceridad incondicional para no tener que decir absolutamente nada sobre aquello que de verdad le importa”


Foto: Wikimedia

De este autor húngaro escuché por primera vez gracias a una novela del argentino Pablo de Santis, en las que se mencionaba la calidad del escritor de crear personajes. Lo cual no solo compruebo sino que admiro, esa transparencia que tiene de dar detalles a sus figuras.
                Márai nació en lo que actualmente es Kosice, Eslovaquia. Proviene de una familia acomodada. Ya desde niño dominaba el alemán, pero para la escritura empleó más bien el húngaro. En 1948 abandona Hungría debido al gobierno comunista. A partir de 1952 se establece en los Estados Unidos, país donde fallece. En realidad, país donde se suicida en 1989.
                A pesar de que escribió lírica y dramaturgia, se reconoce a este autor sobre todo por sus novelas.


El último encuentro (1942)


“Las cosas así no se suelen recordar hasta que han pasado muchos años. Transcurren varias décadas hasta que pasamos por una habitación a oscuras donde alguien murió, y entonces oímos el sonido del mar, las palabras de antaño”

En la novela se cuenta el último encuentro de dos mejores amigos, un viejo general de la guardia imperial que pertenece a una familia noble y su compañero de la academia militar, Konrad. La novela nos cuenta casi durante la primera mitad lo especial de esta amistad. ¿Y cómo se han separado estos amigos? Sí, por una mujer, Krisztina. La esposa del general fue amante de Konrad. (Atención: spoiler!) El amigo intenta matar al general pero no lo consigue, así que al día siguiente del intento (que en realidad se resume en que el general sintió que su amigo le apuntaba con la escopeta en un día de cacería), Konrad huye para no volver. Mientras tanto, Kristina deja al esposo, enferma y años después muere. Y en su devenir y locura antes de morir llama nada más ni nada menos que... sí, señoras y señores, al esposo y no a Konrad. El general se queda completamente amargado por los hechos durante cuarenta años (perdón, cuarenta y un años), hasta que Konrad regresa para explicar sus acciones (Bien telenovela mexicana, ¿no les parece). Este es el último encuentro. Y no se trata de que se tengan que explicar nada estos dos hombres, es simplemente ese momento esperado por ambas partes de ver al otro a los ojos. (Y quien no haya sido traicionado y abandonado sin explicación alguna o, quien no haya traicionado a una persona profundamente amada no entenderá de lo que habla la novela). Y entonces por fin, ambos podrán conseguir estar en paz. (Fin del spoiler).

Estructura y más no hay que contar


“La soledad también es un estado muy peculiar... a veces se presenta como una selva, llena de peligros y de sorpresas. Conozco todas sus variantes.“

La primera parte nos sumergimos en recuerdos del general, aquellos que comparte con su nodriza, la muy anciana Nini, quien de alguna manera es la única que le hace sentir a este hombre lo estúpido que es dejar que lo consuma el rencor durante décadas. En una pequeña digresión es hermosísimo cómo presenta Márai a este personaje. Aquí una probadita:


“El primer sorbo de leche que tomó el general fue del seno de Nini. Así vivió en la mansión, sin decir palabra, durante setenta y cinco años.”

La segunda parte es cuando Konrad después de cuarenta y un años de ausencia llega a la mansión del general para cenar y por fin hablar con su amigo. Prácticamente toda la cena es un monólogo del general que va alternando con escenas de cacería. En pocas ocasiones Konrad cuenta algo, explica sobre cómo es el extranjero donde él estuvo y lo que es interesante en esta parte es que la cacería se vuelve la caracterización del general y lo extranjero la psicología del Konrad.

Para no alargar, ya termino. Me decidí por no agregar nada más. Fuera de eso la ganancia es mía, porque curiosamente y sin buscarlo me dio esta novela una catarsis personal enorme. Yo ya no quiero ser el general. Yo ya no quiero que lleguen y me expliquen nada. Decido estar en paz. Dejé de esperar a mi Konrad.

Minucias


“Por eso temía ese secreto, ese secreto que era de Krisztina, tuyo y mío. Hay algo que duele, hiere y quema de tal manera que ni siquiera la muerte puede extinguirlo: y es cuando una persona, o dos, hieren ese amor propio sin el cual ya no podemos vivir una vida digna. Simple vanidad, dirás. Sí, simple vanidad... y sin embargo, esa dignidad es el contenido más profundo de la vida humana.”

Llama la atención que en castellano casi no se encuentra nada sobre la obra. En alemán por ejemplo se publica bajo el nombre de “Die Glut” (algo así como brasa, ceniza ardiente) y si uno se va al húngaro, la traducción más inmediata sería “Las velas se queman hasta el final”.

Otra reseña

Para aquellos que se quedaron con ganas de una reseña en serio les puedo recomendar esta:

sábado, 9 de diciembre de 2017

Address Unknown (1938) | Kathrine Kressmann Taylor


Address Unknown (1938) | Kathrine Kressmann Taylor

Foto: LibraryThing

Después de hablar largamente sobre cómo vemos como extranjeros cuestiones de migración, integración y fanatismo en Alemania, un amigo me recomienda este librillo en un formato de edición para coleccionistas. Es un formato de bolsillo de pasta dura que parece tan indefenso y prescindible que uno no espera la fuerza narrativa ni contundencia del argumento.

Dado que es una novelilla epistolar brevísima, no me extenderé nada en citas para no echarles a perder la lectura (hay unas perlas que para qué les cuento). Empecemos.




Katherine Kressmann Taylor (Oregon, 1908 - 1996)

Autora y editora que publicó por entregas Address Unknown en 1938 (libro que fue introducido al mercado alemán en 2001, curioso, ¿no?) y que Columbia Pictures llevó al cine en 1944. En 1942 publicó su siguiente obra con la misma temática, Until that day. Posteriormente impartió clases de periodismo, escritura creativa y humanidades en la Universidad de Pennsylvania. Aquí dejo el enlace de la película que veré en estos días:



La fuerza de las palabras

"This Jew trouble is only an incident," Martin writes.

En Adress Unknown se conoce a través de cartas la amistad de dos galeristas, Max Eisenstein de origen judío y Martin Schulse de origen alemán. Este último deja los Estados Unidos y se va con su familia a Alemania. Por cuestiones de amistad y de negocios, mantienen correspondencia. A través de las misivas vamos viendo como la presencia nazi se expande y va avanzando socialmente. Martin decide interrumpir su amistad con Max, dado que es judío. Cosa que el amigo no entiende pero respeta. (Achtung, Spoiler!) Pero Max se ve forzado a contactarlo nuevamente porque teme por la vida de Griselle, una prima que trabaja como actriz y ha aceptado un papel en Berlín. La prima sale huyendo y busca a Martin, quien al verla no le brinda su apoyo, sino que le pide que se vaya. La chica muere acribillada por la policía y Martin se lava las manos justificando que no podía hacer nada; tenía que proteger a su familia. A partir de ese momento, el tono de las cartas de Max cambiará por completo. Mandará mensajes  falsamente encriptados que harán sospechar de Martin. El deseo de Max es a través de sus cartas, que Martin pague lo que pasó con Griselle. Lo cual logra por medio de menciones a la abuela de ambos (que es mentira), da números y nombres en las cartas como si ambos escondieran un código. Max sabe perfectamente que sus cartas serán leídas y le harán difícil la vida a Martin. Lo cual ocurre, la última misiva es devuelta con la anotación “Address unknown”, es decir, la persona ya no existe (disculpas a quienes eché a perder el final, pero avisé).

Address Unknown es un libro excelente que no le falta nada, tiene tensión, se deja leer muy bien y es más actual que nunca (por desgracia). Termino con lo que dijo el editor en jefe sobre el contenido del libro (que quizás es el tema de 2017, la igualdad de género, por eso digo, más actual el libro es imposible):

Too strong to appear under the name of a woman"
Y porque ya no estamos en 1938 no me refiero a ella como Kressmann Taylor, sino como Kathrine Kressman Taylor. A disfrutar del libro, pues.