jueves, 12 de junio de 2014

No desearás | Martín David del Campo

 
"Ava soltó la carcajada y estuvo a punto de tropezar. Le había ocurrido ya en la ocasión anterior. Eso de permitir que los pensamientos lo dominen todo, que la cabeza se llene de malas ideas y que olvide el hecho esencial de que somos un cuerpo." (pág.11)


En “No desearás”, novela de David Martín del Campo (2011) uno se topa con ese tipo de libros que al comentar no sabe muy bien de dónde asirlos.
 
Iguanas de la noche
Primeramente, con una prosa refinada y paciente por igual y con un manejo de datos excelente, nos sumergimos en el tiempo y en el espacio. Nos vamos a principios de los sesenta, donde una Ava Gardner mítica nos recibe esquiando en Puerto Vallarta. Las sorpresas y los nombres siguen sucediéndose uno tras otro: Liz Taylor, Gabriel Figueroa y el Indio Fernández se cruzan en las mismas páginas. Luego, todo este embeleso de actrices, belleza y excesos termina in crescendo al final de la primera novela con una muerta.
"Decían que eran feos, grises, chaparros, con el pico largo y ganchudo. "Ruiii".
"Debía retornar a su camastro. Beber un té de hoja de zapote. Dormir tres días seguidos. No. Ella no había visto nada. El muerto nunca se quejó, ¿o debería decir la muerta?"
"El chotacabras asomó en su avance nocturno. "Ruii, ruii". Era un pájaro nocturno cumpliendo su ronda predatoria. Un pájaro deslucido que a María, aquella noche, le pareció hermoso".
 
¿Cómo habrá de sostener esa fluidez narrativa la segunda? La segunda parte de esta doble novela cambia de tiempo y provee a sus personajes ficticios de carne real –¡ay del lector no atento que se deje tomar el pelo entre el entramado de personajes reales y ficticios!

La escalera de Jacob

La reportera Fara Berruecos le sigue la pista al autor de la primera novela, aquella que nos mantuvo presos de voyeurismo. Peter Cobb, un autor cuya vida vendrá siendo develada en la segunda parte, nos resulta un personaje espléndido, contradictorio, pero al fin y al cabo, humano. Atraviesa –y esto es muy bien explotado por David Martín- por una serie de hechos históricos muy bien usados como pretextos para darle vida a esta segunda parte y así terminar de engarzar tres décadas de cambios. Y mientras más sabemos de Peter Cobb, más se nos hace entrañable la reportera que le sigue la pista, cuya vida, sin ser excepcional viene dotada de anécdotas risibles y tragicómicas. Fara Berruecos persigue al hombre que es celebrado por su prosa y se niega a creer que esté muerto.

Peter Cobb está casado con Glenda, una mujer afroamericana que pensando que su esposo murió en la guerra, acepta casarse con un hombre blanco, con Peter. Sin embargo, un detalle hace pensar que el esposo (o su fantasma) sigue con vida. Peter vuelve a México a intentar rescatar su fuente de inspiración o intentar sobrellevar el hecho bizarro que le ha comentado Glenda; Fara aferrada a Peter y desencantada con su propia vida persigue la nota periodística: Peter Cobb debe de salir de su escondrjo en algún momento y ella se empeñará en hacerlo salir. Tanto para Fara como para Peter, el viaje a Mismaloya, a Puerto Vallarta resulta una escalera de Jacob, donde se sueña con el ascenso y descenso de ángeles; donde ambos personajes descubren sus límites e intentan reinventar sus vidas.

Y ¿entonces?

¿Cómo lo hizo David Martín del Campo? Nos ofrece dos novelas, una de las cuales ni siquiera es suya, sino producto de la voz de uno de sus personajes, Peter Cobb. La otra, viene sin aviso provista de elementos de una novela policial. Ambas se dejan unir por el ambiente cálido de Jalisco, por la espesura de su vegetación y la capacidad de sus animales de transmitir misterio, lubricidad, secretos. Por ahí desfila la elegancia de la iguana –animal recurrente y dotado de varios significados dentro de ambas novelas, pero también se acerca silencioso el chotacabras: que le anunciará a María la muerta. Y hasta el más mísero de los animales oculta un secreto, el pollo.

Es una delicia leer ambas novelas, e incluso darse por momentos esa libertad de concederle a todos los personajes el beneficio de la duda: sí existieron todos, cerremos el libro y pensemos que Cobb anda por allí todavía persiguiendo al costurero. Pensemos que Fara Berruecos llegó efectivamente a casa y abrazó a su hija confirmando lo que ya presentía en la incipiente adolescencia de la niña.

Y entre esta segunda parte cada vez la realidad regresa, lo hace a través de la persona de Inocencio -claro, qué otro nombre darle-, el costurero que Peter persigue por la sencilla razón que es él el que fabula todo ese mundo de disfrute en John Huston, Ava Gardner, Elizabeth Taylor. Y no Peter.

"Y lo felicito, don Inocencio, porque esa es una aptitud única. Saber contar". ¿Saber contar? "Es más, don Inocencio, y no se me vaya a ofender", me dijo. ¿Ofenderme por qué? "Porque le quiero ofrecer dinero, don Inocencio. En recompensa" (...) "¿qué le parece si nos sentamos todas las tardes, aquí mismo, y usted me cuenta otras historias de aquellos gringos famosos, malditos, y yo voy haciendo mis anotaciones? (...)

 Al final, por supuesto, la estocada: Inocencio inventó todo. Los personajes reales no eran en sus actos tan reales y los ficticios andan cambiando su vida.

 Me encontró finalmente. Por aquí estuvo rastreando, varias semanas, hasta que me halló aquí metido. (...) Todo aquello fueron puros cuentos oídos en cantinas y puteros. Que si Liz, que si Huston, que si mister Richard. Que si la señora Ava esquiaba encuerada y fornicaba en la playa... ¡Puros cuentos que me contaron los borrachos! "¿O sea?, me dijo, "¿nunca presenciaste las guarapetas de Burton?" Nunca. "¿Nunca ocurrió el crimen en Casa Kimberly?". Puro cuento. "¿Nunca hubo aquella orgía de maricones en la terraza de los Burton?" No, nunca, Peter... ¡Nunca, nunca!


Colorín colorado
Así acabo el libro. Cerrándolo con ese buen sabor de boca que deja un novelista atrevido que sabe entrelazar y contar historias.

Aquí dejo dos reseñas más sobre la novela:

Mónica Lavín: http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/03/57678.php
Nadia Contrera: shttp://www.libroalibro.org/2012/05/cuaderno-de-fabulaciones-comentarios-la.html

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