martes, 12 de abril de 2016

Agota Kristof | La prueba (II)





La prueba es la segunda entrega de la trilogía. Se publicó dos años después de que saliera el Gran cuaderno. Lo primero que salta a la vista es que los hermanos ya no están juntos. Uno se queda en el lugar de origen y el otro consigue escapar al país vecino. Klaus y Lukas pierden así la mitad de su identidad. El primer gran cambio en esta parte es el narrador: pasamos de un narrador doble a un narrador externo. También –a mi pesar– ese lenguaje preciso, directo e hiriente por su aparente naturalidad se va yendo y deja traslucir momentos de reflexión, de angustia, de soledad a través de palabras y hechos. En la primera parte era sólo a través de hechos. Pongo como ejemplo el capítulo ausente del Gran cuaderno, todo lo que hacen los chicos, ya sea golpearse, degollar a la vecina, tender una trampa al padre para no morir entre las minas, todo esto se narra. Lo que no pueden hacer los hermanos por pudor, por emocionalidad es narrar la muerte de la abuela, esta ausencia es tan dramática en el libro que se nota mucho el impacto en los chicos y no hay frase que resuma mejor ese drama que la ausencia misma de contar el hecho y describirlo. Pero el narrador no se abre para un momento de reflexión, ni cuando la madre muere, ni cuando el padre muere. Estas muertes son descritas como si se tratara de cualquier cosa.
En esta segunda parte, La prueba, Lucas se queda solo, se deprime, su granja se va poco a poco cayendo. Es la irrupción de una chica y su hijo producto de incesto quien regresa otra vez al mundo a Lucas. No es por amor, es simplemente por sentirse necesitado. Poco después Lucas se enamora de una mujer mayor y muestra un carácter más adulto. Lucas se nos vuelve un personaje que tiene muchas caras: una cara muy infantil, una cara que intenta cubrir sus debilidades, una cara pragmática, una cara nostálgica. La gran prueba consiste en separarse del hermano, en descubrir si es posible subsistir sin él. Pareciera que luego de acabar la guerra uno podría retomar la vida y seguir, todo el ambiente está repleto de vidas rotas, historias tristes o interrumpidas por un gobierno dictador. Las personas que sobreviven a la guerra se siguen desmoronando, otros consiguen mantenerse a flote, pero las consecuencias de la guerra están tan presentes que casi es como si no hubiera cambiado nada para los que la vivieron en carne propia. Lucas pierde a la mujer que ama, pierde al niño que ha criado como si fuera su hijo. Y pierde al final, la fe en que su hermano va a cumplir la promesa de volver. Claus vuelve, pero es demasiado tarde ya. No hay rastro de Lucas.

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