lunes, 18 de diciembre de 2017

El último encuentro (1942) | Sándor Márai



El último encuentro (1942) | Sándor Márai


“¿Qué hago con la verdad escueta?, ¿con los secretos de un cuerpo que ya no existe? ¿Qué significa la fidelidad, qué esperamos de la persona a quien amamos? ... Cuando exigimos a alguien fidelidad, ¿es acaso nuestro propósito que la otra persona sea feliz?”

Hay libros que llegan para volverse tu libro favorito, hay otros que llegan para que aprendas a ser mejor lector. Hay otros que llegan a destiempo y lo mejor que se puede hacer es cerrarlos para darles otra oportunidad cuando te digan algo. Y hay unos últimos que llegan para ser espejos tuyos. Y me ha tocado esta vez uno de esos que terminan por revisar si las cicatrices propias cerraron bien o no.
Habiendo dicho esto hago una evaluación (relativamente) objetiva de la novela: La trama es clara, el estilo seguro pero este no es un libro recomendable para primeros lectores ya que puede resultar soso, lento, predecible. Es decir, este es un libro para el lector que guste de imágenes y de ver cómo el ambiente acompaña la historia, la psique y el ánimo de los personajes. No hay secretos que develar, no hay gran giro en las últimas páginas. Simplemente es una novela que cuenta con detalle cuán dolorosa puede ser la traición. Escribo esto para no entretener a aquellos que buscan la historia económica, con tensión y secreto al final. Para aquellos otros, empecemos.

Sándor Marai (1900-1989)

“Nunca se me ocurrió pensar que quien se propone contárselo todo al otro, a lo mejor habla con sinceridad incondicional para no tener que decir absolutamente nada sobre aquello que de verdad le importa”


Foto: Wikimedia

De este autor húngaro escuché por primera vez gracias a una novela del argentino Pablo de Santis, en las que se mencionaba la calidad del escritor de crear personajes. Lo cual no solo compruebo sino que admiro, esa transparencia que tiene de dar detalles a sus figuras.
                Márai nació en lo que actualmente es Kosice, Eslovaquia. Proviene de una familia acomodada. Ya desde niño dominaba el alemán, pero para la escritura empleó más bien el húngaro. En 1948 abandona Hungría debido al gobierno comunista. A partir de 1952 se establece en los Estados Unidos, país donde fallece. En realidad, país donde se suicida en 1989.
                A pesar de que escribió lírica y dramaturgia, se reconoce a este autor sobre todo por sus novelas.


El último encuentro (1942)


“Las cosas así no se suelen recordar hasta que han pasado muchos años. Transcurren varias décadas hasta que pasamos por una habitación a oscuras donde alguien murió, y entonces oímos el sonido del mar, las palabras de antaño”

En la novela se cuenta el último encuentro de dos mejores amigos, un viejo general de la guardia imperial que pertenece a una familia noble y su compañero de la academia militar, Konrad. La novela nos cuenta casi durante la primera mitad lo especial de esta amistad. ¿Y cómo se han separado estos amigos? Sí, por una mujer, Krisztina. La esposa del general fue amante de Konrad. (Atención: spoiler!) El amigo intenta matar al general pero no lo consigue, así que al día siguiente del intento (que en realidad se resume en que el general sintió que su amigo le apuntaba con la escopeta en un día de cacería), Konrad huye para no volver. Mientras tanto, Kristina deja al esposo, enferma y años después muere. Y en su devenir y locura antes de morir llama nada más ni nada menos que... sí, señoras y señores, al esposo y no a Konrad. El general se queda completamente amargado por los hechos durante cuarenta años (perdón, cuarenta y un años), hasta que Konrad regresa para explicar sus acciones (Bien telenovela mexicana, ¿no les parece). Este es el último encuentro. Y no se trata de que se tengan que explicar nada estos dos hombres, es simplemente ese momento esperado por ambas partes de ver al otro a los ojos. (Y quien no haya sido traicionado y abandonado sin explicación alguna o, quien no haya traicionado a una persona profundamente amada no entenderá de lo que habla la novela). Y entonces por fin, ambos podrán conseguir estar en paz. (Fin del spoiler).

Estructura y más no hay que contar


“La soledad también es un estado muy peculiar... a veces se presenta como una selva, llena de peligros y de sorpresas. Conozco todas sus variantes.“

La primera parte nos sumergimos en recuerdos del general, aquellos que comparte con su nodriza, la muy anciana Nini, quien de alguna manera es la única que le hace sentir a este hombre lo estúpido que es dejar que lo consuma el rencor durante décadas. En una pequeña digresión es hermosísimo cómo presenta Márai a este personaje. Aquí una probadita:


“El primer sorbo de leche que tomó el general fue del seno de Nini. Así vivió en la mansión, sin decir palabra, durante setenta y cinco años.”

La segunda parte es cuando Konrad después de cuarenta y un años de ausencia llega a la mansión del general para cenar y por fin hablar con su amigo. Prácticamente toda la cena es un monólogo del general que va alternando con escenas de cacería. En pocas ocasiones Konrad cuenta algo, explica sobre cómo es el extranjero donde él estuvo y lo que es interesante en esta parte es que la cacería se vuelve la caracterización del general y lo extranjero la psicología del Konrad.

Para no alargar, ya termino. Me decidí por no agregar nada más. Fuera de eso la ganancia es mía, porque curiosamente y sin buscarlo me dio esta novela una catarsis personal enorme. Yo ya no quiero ser el general. Yo ya no quiero que lleguen y me expliquen nada. Decido estar en paz. Dejé de esperar a mi Konrad.

Minucias


“Por eso temía ese secreto, ese secreto que era de Krisztina, tuyo y mío. Hay algo que duele, hiere y quema de tal manera que ni siquiera la muerte puede extinguirlo: y es cuando una persona, o dos, hieren ese amor propio sin el cual ya no podemos vivir una vida digna. Simple vanidad, dirás. Sí, simple vanidad... y sin embargo, esa dignidad es el contenido más profundo de la vida humana.”

Llama la atención que en castellano casi no se encuentra nada sobre la obra. En alemán por ejemplo se publica bajo el nombre de “Die Glut” (algo así como brasa, ceniza ardiente) y si uno se va al húngaro, la traducción más inmediata sería “Las velas se queman hasta el final”.

Otra reseña

Para aquellos que se quedaron con ganas de una reseña en serio les puedo recomendar esta:

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