domingo, 29 de noviembre de 2015

Rododendro

Tengo raíces negras
que caminan y avanzan cual rododendros extraviados.
En esta tarde donde no pasa nada
y nada me conmueve,
ni la persona prensada por el tren donde viajo,
ni los testigos hormigas 
con sus ojos abotagados.
Rododendro sigo hacia mí,
donde una fisura tibia me recibe y
me lame.
No se mueve nada aquí,
se llevan un cuerpo frente a mí.
Pero yo sigo en mí,
sin virar la cabeza,
ni contraer el vientre.
Como si por fin pudiera
estar adentro de mí.

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