De zombies y otras
cosas
Kelly Link (Miami, 1969) me llegó a través del
cuentillo “Plan de contingencia frente a los zombies” (muy recomendable por
cierto). Es una editora y autora norteamericana, que ha sido galardonada con el
Hugo Award (mejor premio a Ciencia Ficción o Fantasy), tres Nebula Awards
(premio de ciencia ficción) y el World Fantasy Award (Premio mundial de
Fantasy). Así que no sorprende leer en las reseñas que su nombre se asocie
fuertemente a la literatura de género... Al menos en el mundo anglosajón.
En el mercado hispánico, sin
embargo, es distribuida por Seix Barral (Magia para lectores, 2011 y A mí no me
engañas, 2015), una editorial que difícilmente se asociaría a literatura de
género. Y eso, quizás, es ya una tarjeta de presentación sobre la capacidad
creativa de la autora. Sí, podría ser que la portada tan cutre de “A mí no me
engañas” nos haga como que dubitar un poco, pero ya les digo, los cuentos bien
valen la pena. You get more than what you
see.
Esa novia que no va a
funcionar es mejor dejarla, ¿no?
Cualquiera ya ha estado en ese dilema: una
relación que no avanza, no retrocede, se tuerce, se estira y uno no sabe si en
algún momento va a terminar bien todo eso. Muchos de los cuentos de “A mí no me
engañas” dejan en el lector esa sensación en las primeras páginas. Por momentos
uno regresa en la lectura, toma las piezas del rompecabezas y de plano no logra
ensamblar nada. Por alguna extraña razón, el relato amarra, aunque no lo
entendamos, y de repente... ¡zaz! Nos modeló la autora y conseguimos jugar su
juego. ¿Cuesta? Sí. Pero después de dos cuentos, aguantamos el ritmo.
Así que... para mí esta colección de libros fue
así, al principio uno tiene expectativas, luego como que se atora el asunto,
justo cuando uno va a tirar la toalla (o a demandar al corrector de estilo -según
el grado de frustración), bingo: las piezas comienzan a caer en el lugar
indicado y embonan tan bien que es un disfrute enorme haber aguantado.
A mí no me engañas
(2015)
Es una colección de cuentos que hay que
disfrutar en bocados. Si no, se corre el riesgo de ver el modelo con el cual
trabaja la autora y eso quita un poco de emoción al texto. Las situaciones van
de todo, desde convenciones de superhéroes donde una adolescente está
consciente de sus límites; hasta una pareja de actores que se volvieron famosos
y su fama se vuelve a la vez una condena y los transforma, para cuando uno
piensa que la historia se queda en lo real, Link tuerce la tuerca y nos cambia
el final. También entramos a mundos fantásticos entre dos amigas, una enferma
otra curiosa y al contacto con extrañas figuras que nos atan al lugar donde vivimos. O a mundos donde se venden
novios y nuestras amigas nos envidian por tener un novio edición especial. Incluso en una historia futurista, la tripulación que acaba de ser despertada luego de un sueño largo, de repente no es el tema, ni el futuro es lo relevante en la lectura sino el pasado, que llega a resonar en el presente de esas viajeras especiales.
Para mí, que pocas veces leo fantasy, ha resultado una delicia y una
sorpresa agradable ver lo fuerte y despiadado que puede ser un texto
fragmentado. Si algo tiene Link, es recursos. Son cuentos que se quedan en la memoria y se van terminado de
construir allí.
Para aquellos padres que ya no entiendan a sus
hijos adolescentes: es casi una obligación. Y para aquellos adolescentes que no
gusten de historias fáciles ni mundos en blanco y negro, pues ya saben qué
leer.
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