Avisas que te largas
y que no hay regreso.
Enjabonas la cara,
sientes el cambio de temperatura
que te llega por el agua fría.
Y mientras el jabón se escurre,
te llega salpicada la certeza.
Lo vas a conseguir.
Un masaje lento por los párpados
un poco de agua para removerte
la capa jabonosa
Avisas que te largas,
repites.
Y yo aprieto la mandíbula
porque no quiero escucharte
otra vez.
Sólo quiero secarme el rostro.
Avisas que te largas,
puntualizas.
Pues entonces vete.
Ahora que nada (te) espera,
ahora que no te ata nada.
Prepara tus cosas.
Si quieres,
deja incluso una nota
y sal.
Me falta crema,
pienso al sentir la piel seca.
Levanto la mirada
y te veo,
el espejo
tiene rabia
en los ojos.
No te vas a callar,
lo sé.
Me quedo mirándote al espejo,
sorprendida de ver
cómo lo que dices
coincide con mi cara.
Avisas que te largas
y yo ya no quiero escuchar.
No cuando te veo.
Te dejo en el espejo
y con la piel hidratada
decido abandonar.
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