"¿Genocidio? Genocidio el de quienes mueren de
hambre aquí mismo –Mire esto resulta contraproducente –Lo mejor que se puede
hacer contra el nazismo es olvidarlo –No ve que cada nuevo ataque le da vida –Pero
cómo se atreve a escribir sobre algo que no presenció –El nazismo es un
fantasma que ya no le quita el sueño a nadie –Le aseguro que ni el uno por
ciento de lo que usted dice es verdad –Lo que pasa es que Alemania perdió la
guerra –Usted creyó toda la propaganda comunista contra Hitler –Además si no es
judío para qué diablos compra el pleito –A poco se imagina que alguien se lo va
a agradecer –Por qué no escribe sobre los indios de México […] –Sin ánimo de
ofender mi amigo creo que también los cabrones judíos tuvieron parte de culpa
en que se los llevara la chingada"
Hay libros que llegan y uno no los comienza
porque tiene otros títulos pendientes. Entonces pasa que se pierden en el
librero y quedan por ahí en el olvido. Luego, cuando uno hace la limpieza o
reordena el librero, aparecen.
¿Por qué no leerlos ahora que se hizo un hueco
en las lecturas? Y entonces viene la sorpresa. La historia atrapa, el estilo es
inmejorable y lo experimental del libro nos sorprende. Así es Morirás lejos, primera novela del paisano
José Emilio Pacheco.
José Emilio Pacheco (México, 1939-2014)
Mayormente conocido por su obra poética,
Pacheco se ubica entre la generación de Inés Arredondo, Juan García Ponce, Huberto
Batis y Sergio Pitol. Posiblemente todos los mexicanos que pasaron por el
bachillerato conocen “Batallas en el desierto” y si no lo leyeron al menos
saben de qué va la novela al escuchar la canción homónima de Café Tacuba:
Morirás lejos (1962)
Esta es la primera novela del autor, la segunda
es Batallas en el desierto. A quienes
conozcan esta segunda les llamará bastante la atención el estilo de la primera
así como todos los elementos experimentales que tiene. Es
casi como si se trataran de dos autores diferentes, incluso da la sensación de
que no es lógico el orden de aparición de las mismas.
Morirás lejos es un tipo de novela policiaca en
tanto que hay un misterio por develar. Los elementos presentados para resolver
el crimen son mínimos; además dicho sea de paso, el crimen no se resuelve en la
novela sino que se vuelve tarea del lector descubrir cuál es el final correcto (se ofrecen varios en una especie de Apéndice).
En Morirás
lejos se cuentan dos historias. En una vemos una constelación de tres
personajes: el narrador, luego un hombre que lee un periódico en una banca y un
tercer hombre que mira al hombre sentado. Uno está observa y narra, otro es el
perseguido y uno más el perseguidor. Pronto se sabe que uno es un criminal nazi, otro es la víctima de
este criminal y el tercero es un narrador que sabe demasiado pero se rehusa a
contar lo que sabe y lo relativiza todo. Aunado a ello, mientras más nos adentramos
más complejo resulta saber quién narra.
Pero vayamos por partes, al principio el narrador lanza hipótesis sobre estos dos otros personajes, una vez llegados los detalles biográficos de “eme” (uno de los dos hombres), es evidente que uno de ellos es un alemán nazi, otro es un judío capturado y estos se han reencontrado ni más ni menos que en Ciudad de México:
Pero vayamos por partes, al principio el narrador lanza hipótesis sobre estos dos otros personajes, una vez llegados los detalles biográficos de “eme” (uno de los dos hombres), es evidente que uno de ellos es un alemán nazi, otro es un judío capturado y estos se han reencontrado ni más ni menos que en Ciudad de México:
“Tres gorriones picotean los claros que deja la
hierba. Y enfrente la acera. Fue reconstruida no hace mucho y ya han vuelto a
desnivelarla el hundimiento de la ciudad y los temblores que aterrorizan al
extranjero no habituado a ellos desde su infancia. Como siempre, pueden
observarse huellas de perro en el cemento, pisadas infantiles, fechas, nombres,
toscas obscenidades lacónicas y por imprevisión (al resbalar de la tabla
tendida sobre el cemento fresco), las manos de eme también quedaron grabadas en
oquedades simultáneas cuando aquella materia era dúctil como la arcilla,
sensible como el sulfato de plata”
Esta primera historia se ve
interrumpida por una historia mayor: la historia del pueblo judío contada a
través de una metaficción historiográfica. Primeramente se cuenta la Diáspora,
luego se trata el episodio del gueto de Varsovia y finalmente se habla desde un
campo de concentración. Esta segunda historia está plagada de datos duros,
muchos obtenidos de fuentes testimoniales como diarios de militares alemanes; y
es a mi ver, lo que sostiene esta segunda parte. No se trata de narrar
muertes desde una perspectiva sensacionalista; en lugar de ello se mencionan
datos, números, procesos, libros. Será el lector quien juzgue los hechos. A partir de estos datos se dan pistas al lector sobre la posible identidad de eme.
Cuando ya se ha narrado la Diáspora y uno se acerca a los campos de exterminio es también cuando surge por fin en un contexto histórico el personaje Alguien, el antagonista de eme:
Cuando ya se ha narrado la Diáspora y uno se acerca a los campos de exterminio es también cuando surge por fin en un contexto histórico el personaje Alguien, el antagonista de eme:
“[...] la buena educación
desaparece, las costumbres del civilizado se borran, y entre llantos de niños
quejas de enfermos protestas lamentos rezos maldiciones, comienza a descender
el infierno; altercados y cruces de injurias parecen fomentar un zafarrancho
hasta que Alguien logra imponerse
restablecer el orden y mordiéndose los labios recuerda los deberes solidarios,
la obligación de no perder los rasgos de humanidad que los verdugos pretenden
borrar de todos ellos”
Como se ve, estas dos historias son contadas
alternadamente. Poco a poco se acercan: los personajes se vuelven una alegoría
de los sucesos históricos. Pero esto no es fácil de dilucidar porque el narrador
nos entorpece el camino, nos repite información, nos crea huecos en las
acciones. Pero Pacheco va dejando dosificadas varias pistas (símbolos en los capítulos, nombres originales en alemán, fechas) y casi cerrando la novela, se menciona el cuadro de Bruegel, la Torre
de Babel. La novela resulta un entramado estético complejo –como el cuadro– en
el que para no perderse, es necesario de vez en vez regresar unas páginas para
no confundir a los personajes.
Torre de Babel, Bruegel |
Llegando al final, sabemos pues que hay una víctima
y un victimario. Pero no sabemos si el victimario logró suicidarse antes de que
fueran por él; ni si las víctimas lograron capturarlo. Toda la ficción se borra
y lo que queda es el marco histórico real. ¿Quién se atreve a armar el
rompecabezas para descubrir quién es el victimario (eme) o bien, quién es su
víctima (Alguien)? Posiblemente es resultado de varias personas reales, como
por ejemplo de Josef Mengele, doctor que no sólo documentó sus investigaciones
en Auschwitz, sino que huyó a Sudamérica y murió en Brasil (no en México). O
bien, podría tratarse de Manfred von Richthofen, encargado de bombardear
Guernica, y que además recibió una bala en el cráneo, ambos datos se atribuyen a la historia personal de eme. Pero Richthofen murió en Francia. O podría ser el nombrado Jürgen Stroop, que
fue responsable del exterminio en el gueto de
Varsovia pero murió en Varsovia. Como vemos, hay muchos nombres y tal vez esa sea la intención; ver
que no hay un “eme” sino que pueden ser varios, y así como no sólo hay un victimario,
tampoco hay solamente una víctima, un “Alguien”, son varios. ¿Es importante conocer sus identidades? No, es mucho más importante no olvidar y eso lo logra en el capítulo "Desenlace". A diferencia de la historia, la ficción puede reescribir los hechos y eso es lo que hace Pacheco, una justicia al menos literaria.
"Lo hemos rodeado durante veinte años y cuando la resurrección del movimiento descansa en buena parte sobre el inconjeturable eme, eme recibirá su merecido."
"Lo hemos rodeado durante veinte años y cuando la resurrección del movimiento descansa en buena parte sobre el inconjeturable eme, eme recibirá su merecido."
Pues a disfrutar la lectura. Sin duda es una novela que pertenece a la
literatura universal. Ojalá la reediten.
PD:
Recomiendo ampliamente esta reseña, menos personal,
más académica de la novela pero muy pertinente:
http://librografias.blogspot.de/2013/09/moriras-lejos-jose-emilio-pacheco.html
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