Hace poco me pidieron una crónica sobre estos días de pandemia. De eso ya pasó un tanto. Por fortuna, aquí en Berlín no se está tan mal... La gente puede salir sin reunirse en grupos mayores de tres.
Como tengo perro, salgo continuamente a bosques, porque a la Mala Rodríguez le encanta brincar como bambi. No hay nada que le dé más placer que el bosque.
Primero la llevábamos a Wuhlheide, luego la gente empezó a frecuentar ese lugar. Luego nos alejamos a Hirschgarten, a Friedrichshagen... Hasta que terminamos en Wilhelmshagen, aquí ya los paseantes disminuyen.
Nos cuesta quince minutos más y el paisaje es hermoso. Dunas, bosques y de fondo diferentes trinos.
Ojalá la gente se dé cuenta que algo tan "sencillo" como un paseo por el bosque en realidad es una bendición y una buena experiencia.
Aquí está la crónica
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