"Ava soltó la carcajada y estuvo a punto de tropezar. Le había ocurrido ya en la ocasión anterior. Eso de permitir que los pensamientos lo dominen todo, que la cabeza se llene de malas ideas y que olvide el hecho esencial de que somos un cuerpo." (pág.11)
En “No
desearás”, novela de David Martín del Campo (2011) uno se topa con ese tipo de libros
que al comentar no sabe muy bien de dónde asirlos.
Iguanas de la noche
Primeramente, con una
prosa refinada y paciente por igual y con un manejo de datos
excelente, nos sumergimos en el tiempo y en el espacio. Nos vamos a principios
de los sesenta, donde una Ava Gardner mítica nos recibe esquiando en Puerto
Vallarta. Las sorpresas y los nombres siguen sucediéndose uno tras otro: Liz
Taylor, Gabriel Figueroa y el Indio Fernández se cruzan en las mismas páginas.
Luego, todo este embeleso de actrices, belleza y excesos termina in crescendo al final de la primera
novela con una muerta.
"Decían que eran feos, grises, chaparros, con el pico largo y ganchudo. "Ruiii".
"Debía retornar a su camastro. Beber un té de hoja de zapote. Dormir tres días seguidos. No. Ella no había visto nada. El muerto nunca se quejó, ¿o debería decir la muerta?"
"El chotacabras asomó en su avance nocturno. "Ruii, ruii". Era un pájaro nocturno cumpliendo su ronda predatoria. Un pájaro deslucido que a María, aquella noche, le pareció hermoso".
¿Cómo habrá de sostener esa fluidez narrativa
la segunda? La segunda parte de esta doble novela cambia de tiempo y provee a
sus personajes ficticios de carne real –¡ay del lector no atento que se deje
tomar el pelo entre el entramado de personajes reales y ficticios!
La escalera de Jacob
La reportera
Fara Berruecos le sigue la pista al autor de la primera novela, aquella que nos
mantuvo presos de voyeurismo. Peter Cobb, un autor cuya vida vendrá siendo
develada en la segunda parte, nos resulta un personaje espléndido,
contradictorio, pero al fin y al cabo, humano. Atraviesa –y esto es muy bien
explotado por David Martín- por una serie de hechos históricos muy bien usados
como pretextos para darle vida a esta segunda parte y así terminar de engarzar
tres décadas de cambios. Y mientras más sabemos de Peter Cobb, más se nos hace
entrañable la reportera que le sigue la pista, cuya vida, sin ser excepcional
viene dotada de anécdotas risibles y tragicómicas. Fara Berruecos persigue al
hombre que es celebrado por su prosa y se niega a creer que esté muerto.
Y ¿entonces?
¿Cómo lo hizo David Martín del Campo? Nos
ofrece dos novelas, una de las cuales ni siquiera es suya, sino producto de la
voz de uno de sus personajes, Peter Cobb. La otra, viene sin aviso provista de
elementos de una novela policial. Ambas se dejan unir por el ambiente cálido de
Jalisco, por la espesura de su vegetación y la capacidad de sus animales de
transmitir misterio, lubricidad, secretos. Por ahí desfila la elegancia de la
iguana –animal recurrente y dotado de varios significados dentro de ambas
novelas, pero también se acerca silencioso el chotacabras: que le anunciará a María la muerta. Y hasta el más
mísero de los animales oculta un secreto, el pollo.
Es una delicia leer ambas novelas, e incluso
darse por momentos esa libertad de concederle a todos los personajes el
beneficio de la duda: sí existieron todos, cerremos el libro y pensemos que
Cobb anda por allí todavía persiguiendo al costurero. Pensemos que Fara
Berruecos llegó efectivamente a casa y abrazó a su hija confirmando lo que ya
presentía en la incipiente adolescencia de la niña.
Me encontró finalmente. Por aquí estuvo rastreando, varias semanas, hasta que me halló aquí metido. (...) Todo aquello fueron puros cuentos oídos en cantinas y puteros. Que si Liz, que si Huston, que si mister Richard. Que si la señora Ava esquiaba encuerada y fornicaba en la playa... ¡Puros cuentos que me contaron los borrachos! "¿O sea?, me dijo, "¿nunca presenciaste las guarapetas de Burton?" Nunca. "¿Nunca ocurrió el crimen en Casa Kimberly?". Puro cuento. "¿Nunca hubo aquella orgía de maricones en la terraza de los Burton?" No, nunca, Peter... ¡Nunca, nunca!
Colorín colorado
Así acabo el libro. Cerrándolo con ese buen sabor de boca que deja un novelista atrevido que sabe entrelazar y contar historias.
Aquí dejo dos reseñas más sobre la novela:
Mónica Lavín: http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2012/03/57678.php
Nadia Contrera: shttp://www.libroalibro.org/2012/05/cuaderno-de-fabulaciones-comentarios-la.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario