No quiero creer que te moriste.
Porque a veces me va tan bien
que me parece injusto
no dejarte compartir mi tiempo.
El día está soleado
y yo no paro de sonreír.
No pienso ni en lo que viene,
ni en lo que se fue.
Te traigo a la memoria,
cuélate por aquí
y vamos a jugar con ella.
No te caigas esta vez.
Agárrate fuerte,
que hoy me toca a mí
auparte.
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