No apagues la luz, te pido.
Que todavía sigo pensando en mi padre
y no lo puedo interrumpir
a mitad de una conversa.
No apagues la luz, te pido.
Cierro los ojos y me aferro
a tu cuerpo diminuto y tibio.
No apagues la luz, te pido
en una habitación que ilumina la luna.
No apagues la luz.
Quién sabe si esta vez lo pillo descuidado
y lo sorprendo observándome.
Pero la luz no lo atrae
y la oscuridad lo ahuyenta.
No apagues la luz
porque temo,
porque espero,
porque si la apagas van a salir en cascada
lágrimas que no vas a poder detener.
Porque si la apagas vas a ver que estoy rota
y no vas a poder armarme de nuevo.
No apagues la luz, te digo
y me clavo a tu cuerpo.
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