Aquí en la memoria
te quedaste.
En la cocina te atrapo
mientras sirvo el café.
Que te voy a decir,
que te voy a contar,
que te voy a convencer
de todos los lugares
que podríamos caminar.
Un remolino se levanta
del café.
Lo veo, se tuerce,
se va.
Entonces me acuerdo
que ahora que vuelva
no te voy a ver.
Habrás salido cuando llegue
a casa,
posiblemente a pasear los perros.
Voy a preguntar
y me dirán que estás allí,
buscando a Canelo.
O allá, para comprar un poco de pan.
Me dirán que te vieron salir.
Así va a suceder.
A todos los lugares entraré
justo cuando acabes de pasar.
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