La muerte se quedó de este lado,
enfrente de la puerta.
La muerte no quiso irse,
la eché, la empujé.
Y ella se quedó
donde deberías estar tú.
(Recibiendo a tus nietos,
quejándote de mis hermanos,
corrigiéndome las ideas,
moldeándonos el carácter)
La muerte se quedó
en la plaza que te correspondía a ti.
Y no hace más que quedarse
callada sin tender la mano,
sin mandar mensajes,
sin preguntar por mí.
La muerte se quedó
y no sé cómo hacer
para echarla de aquí.
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