Hoy entendí que no vas a regresar.
Aunque
te necesite,
te llame,
me lastime,
te recuerde,
te busque.
¿Estaba ya esa certeza ahí desde antes?
No llegarás.
No llegarás.
Te vaciaste y dejaste tu cáscara
allí botada entre rocas y gravilla.
Bien que te saliste de tu cáscara
para que no cupiera duda.
Hoy entendí que se te puede buscar
pero no encontrar,
que se te puede llamar
pero no vas a llegar.
Hoy entendí que puedo dolerme por ti
o puedo dolerme por mí.
Hoy entendí qué eras y eres para mí
en un suave respiro,
en una suave caricia
que me di a mí misma.
Hoy entendí que al fin y al cabo
todo esto no se podía entender,
sólo aceptar.
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